Este cementerio data de 1886, y perteneció a la familia Mena, propietaria de una gran área territorial, y que cedió parte de su terreno a la iglesia católica los cuales a su vez fueron transferidos al cura Benjamín Varas posesión que duró hasta 1903 año en que empezó a funcionar oficialmente como cementerio, sin embargo el trámite legal demoró un tiempo más ya que debía quedar a nombre del Arzobispado de la época por cualquier caso de conflicto de intereses. Aunque el cementerio se inicia dentro de la fe y costumbres católicas, se permitió el acceso de otras religiones y costumbres sin excepción, ya que era el único cementerio de la zona en esos años y la cantidad de muertos a enterrar era considerable, entre 10 a 15 sepulturas diarias.
Entrar a este cementerio es encontrarse con un ambiente muy rural y acogedor y la gente de los alrededores lo prefiere así, tradicional y con esas características, antes que los modernos parques. La iconografía que existe en el cementerio es creada por las personas que vienen a visitar ya sea a sus familiares, amigos, entre otros. Cada nicho está constituido por características propias en cuanto diseño y cantidad de productos que tenga, pero, aun así mantienen semejanzas en cuantoa que la gran mayoría es adornada por flores y fotos.